En un país de machos se golpea al otro que no encuentra otra forma de sacar su frustración que gritando la verdad a cara abierta. La palabra que desató el incidente fue "corrupto". Nadie duda de que el gobierno de Alan García es corrupto. Y que los apristas siguen trabajando en banda para saquear al país.
El incidente quizás hubiese pasado al olvido sino fuera por la serie de respuestas justificatorias del hecho que se desataron, primero de parte del mismo presidente quien al inicio mintió diciendo que él no lo había tocado ni con el pétalo de una rosa, luego que sí pero que no le hizo nada, después sale la historia de que el encargado de limpieza (aprista) fue el golpeador, para terminar con que es la prensa la que tiene la culpa de que le griten corrupto, y también tiene la culpa de la reacción destemplada, y también tiene la culpa del cambio climático, el deshielo en la Antártida y la contaminación ambiental.
Pero lo que nos importa acá es la reacción furibunda de ese malsonante presidente de la Corte Suprema de Justicia llamado Javier Villa Stein. Este señor es un claro representante del gobierno fascista en el que vivimos con su comportamiento homofóbico, cavernario y retrógrado. Una vergüenza de presidente de la mal llamada "justicia" en el Perú, porque obviamente lo que este señor nos pide es que tomemos la justicia con nuestras propias manos, es decir, nada de diplomacia, entendimiento, conciliación, sino que nos saltemos de todo eso y hagamos uso de la violencia más directa y vergonzosa, aquella violencia de los que están en una situación más ventajosa y pueden usar todas las armas posibles para hundir a los que creen sus enemigos.
Pero no solo pide que contestemos con violencia si alguien nos lanza un exabrupto, sino que nos acusaría, de no hacerlo, de ser marica, es decir, un cobarde. Porque eso es lo que claramente quiere decir. Y este tipo de bestias que se supone que tienen toda la educación del mundo y todas las posibilidades existentes para construirse una personalidad íntegra y solidaria, además de culta e informada (el espejismo de la educación o la gran estafa) son las que siguen generando violencia hacia nosotras, maricas y machonas, tracas y raras, que día a día luchamos valientemente, y sin casi ninguna de las oportunidades que tuvo él, para construir una sociedad más habitable para nosotras.
Ser marica en el Perú es ser cobarde, y para evitar ser o parecer marica es completamente necesario vociferar, gritar, insultar y golpear; y después claro, mentir, negar lo que pasó y no mostrar el menor síntoma de arrepentimiento. Es mil veces mejor ser un macho abusivo, salvaje y brutal que un ser humano que entiende, escucha, comprende, reflexiona y estudia la situación que se le presenta.
Yo me imagino a este señor teniendo miedo toda su vida de que le digan marica, y en el colegio golpeando a todo aquel que lo mirara raro, niños y niñas; lo imagino como un niño muy asustado de que se dieran cuenta de que "marica" era el peor insulto que le pudieran decir y que trabajó constantemente, día y noche, incansablemente, construyendo su imagen de machazo, porque le era insoportable la idea de que le dijeran marica o que lo insinuaran, porque si eso pasaba le temblaban las piernas, sus ojos se llenaban de lágrimas y se le hacía un nudo en la garganta ya que veía que todo esfuerzo era inútil. Lo imagino luego creciendo e insultando a todos los maricas que veía, llenándose la boca con insultos y agresiones hacia todo aquel que le pareciera afeminado, para tratar de sacarse todos los miedos de encima, esos miedos que no le permitían vivir en paz. Y de adulto, casado, con familia, lo veo sacándose los demonios de encima colocando a todo el mundo en su lugar, aquel lugar del que no deben salir, ni las mujeres, ni los pobres, ni los negros, ni los indígenas, ni los maricas.
Así que lo declaro el homofóbico del mes hasta que alguien le quite el puesto.
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